¿Cuándo acudir al psicólogo/psicóloga?
Existen momentos
donde el miedo, la pasión, la tristeza, la angustia,… nos parecen controlar de forma dolorosa y nos complican el desarrollo de nuestra vida familiar, social o laboral. Todos hemos atravesado situaciones de ese tipo que en algunos casos parecen cronificarse, hacerse cotidianas y convierte el día a día en una pesada carga. Un psicólogo es un conocedor de la naturaleza humana, de por qué las ideas y las emociones negativas pueden convertirse en el eje de nuestra vida y controlarnos o al menos dificultarnos nuestras decisiones, relaciones o la relación con nosotros mismos.
Y conocerlas,
no por un poder mágico sino por formación y experiencia y al tiempo saber explicarla a nuestros pacientes es un primer paso para su mejoría, saber que no estamos tan solos en una situación que nos cuenta compartir con los amigos o la familia porque nos parece difícil de exponer y desconocemos qué nos está sucediendo o la manera de enfrentarnos a lo que nos sucede. Junto a este conocimiento un psicólogo tiene “herramientas” para, a partir de nuestros propios recursos y esfuerzos, acompañarnos en la búsqueda de soluciones.
La piscología
posee una base de conocimientos suficientes para el diagnóstico de las dificultades, y para facilitarnos la solución total o parcial de nuestros problemas. Es importante señalar que estas dificultades no sólo nos “duelen mentalmente”, tienen una influencia que cada día nos presenta más evidencias sobre nuestro cuerpo. El conocido como “error de Descartes” de separar mente y cuerpo es hoy en día un lugar inaceptable para la ciencia y el conocimiento riguroso, en muchas ocasiones el dolor de estómago, de las articulaciones o la pesadez al caminar tiene su origen en nuestra mente.
Del psicólogo
debemos esperar por lo tanto una “hoja de ruta” para, a partir de nuestra decisión y esfuerzo, sentirnos mejor y una ayuda para el viaje hacia este “sentirnos mejor en el mundo, con el mundo y con nosotros mismos”.